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Espectacular cumpleaños de la Plaza “Mérida”

  • Foto del escritor: Jorge y Malú
    Jorge y Malú
  • 5 feb 2018
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 27 feb 2018

Jorge Canto Alcocer.

Artículo publicado originalmente en el periódico Por Esto! Yucatán. 28 de enero de 2018.



El Toro-Toro en el 89 aniversario de nuestro querido Coso

Nuestra hermosa Plaza de Toros “Mérida” cumple un año más, el número 89. Pese a no contar con un reconocimiento oficial, se yergue, al final de la Avenida Reforma, como uno de los mayores y más emotivos rasgos patrimoniales de una Mérida que se niega a morir: la Mérida de la trova, del socialismo, del feminismo radical, del majestuoso béisbol y, por supuesto, de los Toros… la más hermosa de todas las Fiestas, que encontró en tierras mayas uno de sus cobijos más sentidos de todo el planeta tauro. Aquel 27 de enero de 1929, con el mundo en vísperas de una de las peores crisis económicas de los tiempos modernos, hicieron el paseíllo el capitalino Luis Freg, gran figura de aquella época, y el entonces joven coahuilense Fermín Espinosa “Armillita Chico”, quien con el tiempo se convertiría en uno de los más grandes Maestros de todos los tiempos, en la muerte de cuatro ejemplares de la terrorífica ganadería de Piedras Negras. Desde aquella fecha y hasta la actualidad, nuestra hermosa y venerada Plaza “Mérida” ha sido testigo de una infinidad de acontecimientos taurinos, ha sido templo de nuestro arte y lugar de expiación del gran amor que los meridanos y los yucatecos sentimos por este espectáculo único, que ha cautivado tantos corazones, aunque ahora sea rechazado de un modo fanático e irracional por las modas animalistas. Ha pasado nuestra Plaza por varias épocas: fue escenario de aquella espectacular competencia entre el inaugurador “Armillita” y el fenomenal Lorenzo Garza, “el ave de las tempestades”, a quien muchos consideramos el más grande coletudo mexicano de todos los tiempos, un portento de los tamaños de “Gallito”, Belmonte y “Manolete”; años después se cimbró con las presentaciones de Manuel Benítez “El Cordobes”, el arte pausado de Paco Camino, la seriedad de Joselito Huerta…; vivió también nuestro hermoso ruedo los tristes tiempos de la trinca infernal, los fraudes de Manolo Martínez, “Curro” Rivera y Eloyito Cavazos, en época que hizo pensar a muchos el final de nuestra Fiesta; y luego la especie de resurgimiento que encabezara David Silveti; así como los tiempos apenas decorosos de la actualidad. Para este aniversario, se ha reunido un interesantísimo cartel: el veterano tlaxcalteca Uriel Moreno “El Zapata”, un magnífico banderillero y extraordinario estoqueador, que ha entrado a la última etapa de su vida torera; Manuel Escribano, un español que, sin ser figura, lleva una década portando el terno de luces con dignidad; y Leo Valadez, el benjamín de la torería azteca, quien con merecimientos tomó la alternativa en “El Pilar”, el final de la temporada española del año pasado. Los coletudos enfrentarán un encierro de soberbia presencia de San Miguel de Mimihuapam, una corrida que ha motivado muchos comentarios en la afición por su asombroso trapío. Por lo que promete, será una corrida digna de aniversario. Ahora que llegamos al cuarto festejo de la temporada meridana, conviene reflexionar sobre el devenir de nuestra Fiesta Brava. Estamos de plácemes, indudablemente, porque toda la temporada se esté desarrollando en el hermoso Coso, con gran éxito de taquilla, y se haya olvidado, al menos por el momento, el rarísimo y fracasado proyecto de trasladar nuestro hermoso y popular espectáculo a un sitio inhóspito, lejano, profundamente anti-taurino y absolutamente repulsivo, como el “Coliseo”. Decir “Toros” es, en nuestro contexto, sinónimo de Plaza “Mérida”, esperemos haya sido entendido a cabalidad y se hayan olvidado experimentos absurdos y deplorables. En lo personal, he vivido mi afición taurina con particular pasión en el vetusto Coso desde hace más de 40 años. El antes de un festejo, en mis años infantiles, empezaba con la inolvidable visita a las oficinas del Capitán Castro, para adquirir los boletos, e incluía varios viajes a los corrales de la Plaza, el recorrido siempre emotivo por las placas que engalanan el túnel de la Puerta de Cuadrillas, los cuidadosos preparativos para el traslado a la Plaza y, finalmente, el gozoso momento en el que sonaban parches y clarines, antes de los hermosos acordes de “Cielo Andaluz”. Hoy, justo es reconocerlo, la emoción me sigue embargando cada vez que llego a las inmediaciones de la “Mérida”, en los confines del Centro Histórico de nuestra hermosa ciudad. Como taurino y como meridano, me felicito por el 89 aniversario de nuestra Plaza. Como aficionado, celebro que este aniversario se festeje con una corrida realmente interesante, particularmente por la siempre añorada y nunca suficientemente loada presencia del Toro-Toro. Como cronista, estaremos ahí, para dar puntual testimonio de lo acaecido, como hemos hecho cada domingo de toros desde hace ya 23 años.


Artículo publicado originalmente en el periódico Por Esto! Yucatán. 28 de enero de 2018. Puede encontrarlo en el siguiente enlace:


https://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=7&idTitulo=621532



Foto por Malú Villarreal.




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